3 pasos para crear un cambio duradero en tus participantes a través de un diseño instruccional de alto impacto

Imagina que faltan unos minutos para que comiences tu curso y los nervios hacen su aparición, tus manos comienzan a sudar, sientes que tu boca se seca y tu garganta comienza a molestarte, en ocasiones ese nerviosismo es tan intenso que tienes que correr al baño, pues sientes que en cualquier momento puedes volver el estómago. ¿Te ha sucedido esto? Es muy probable que sí, pues todos los instructores experimentamos ese nerviosismo, la clave está en saber cómo manejarlo.

Ahora bien, una vez que has superado ese momento inicial y comienzas a impartir tu curso, en el cual has querido incluir todo lo que sabes, observas que tus participantes se cansan rápidamente y dejan de prestarte atención, a pesar de todos los contenidos interesantes que tienes preparados para ellos. Ellos parecen estar más interesados en revisar sus celulares o en checar cuánto falta para que salgan al próximo receso y no sabes porqué está ocurriendo esto.

Conforme pasa el tiempo y te das cuenta que tus participantes no están interesados en lo que dices o se sienten agobiados por toda la información que les estás presentando, comienzan a aparecer en tu mensaje ciertas palabras, frases o movimientos que se repiten de manera constante y que le restan impacto a tu mensaje y lo peor de todo es que probablemente no te des cuenta de lo que está sucediendo.

Para colmo de males, los participantes no alcanzan a leer la información que de tus apoyos visuales, pues no querías que te faltara nada y te aseguraste de que en cada apoyo se incluyera toda la información del tema.

¿Te ha pasado alguna de estas situaciones en alguno de tus cursos?

¿Sabías que todo esto se puede evitar mucho antes de que te pares frente a tu auditorio el día del curso?